El miedo a la muerte rara vez se trata de morir; se trata de ser olvidado. Tememos el silencio que sigue a nuestra ausencia más que la 'oscuridad' misma.
La soledad nos enseña que la tumba comienza mucho antes de que el cuerpo descanse. Rehearsamos nuestras partidas en cada despedida, pretendiendo que no tenemos miedo. Pero incluso el coraje tiembla cuando la eternidad mira hacia atrás.
La muerte es paciente, y el miedo su mensajero silencioso. Y entre los dos, aprendemos lo que significa ser humano.
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El miedo a la muerte rara vez se trata de morir; se trata de ser olvidado. Tememos el silencio que sigue a nuestra ausencia más que la 'oscuridad' misma.
La soledad nos enseña que la tumba comienza mucho antes de que el cuerpo descanse.
Rehearsamos nuestras partidas en cada despedida, pretendiendo que no tenemos miedo.
Pero incluso el coraje tiembla cuando la eternidad mira hacia atrás.
La muerte es paciente, y el miedo su mensajero silencioso.
Y entre los dos, aprendemos lo que significa ser humano.